El arte, en sus diversas formas, nos da un sinnúmero de personajes adorados, queridos, odiados y olvidados. Algunos logran ir más allá del universo en el cual fueron inicialmente creados y logran protección bajo la propiedad intelectual.
Un personaje se puede volver exclusivo gracias a los atributos únicos que lo conforman.
Tomando de base los puntos comunes de aquellos personajes que han logrado asegurar exclusividad, si quieres que tu personaje solamente pueda ser usado por ti o que otros requieran tu autorización para su uso, debes asegurarte que:
- El personaje es una expresión original*: ya sea de manera escrita, visual, audio o audiovisual
- El personaje es distintivo: funciona como identificador de una fuente (su creador o productos o servicios)
- El personaje está definido: sus características están específica y consistentemente delineadas en cada expresión
- El personaje es trascendental: rompe con los límites del contenido donde se encuentra, no es una simple consecuencia del contexto, el contenido o la historia
La idea de un personaje o su descripción común no es suficiente para obtener protección exclusiva. Por eso es que la idea de una superheroína con capa o un astronauta en el espacio se puede expresar de miles maneras.
Tan importante como que el personaje cuente con los cuatros elementos mencionados, es registrarlo ante las autoridades de propiedad intelectual. De acuerdo con el uso que le des a tu personaje, puedes considerar registrarlo como marca y/o derecho de autor. Aquí más información sobre el registro.
*Actualmente no hay una definición exacta de originalidad, podríamos definirla como la obra cuya creación resulta en una transformación diferenciadora.