Jugando, pero en serio

La industria de videojuegos valorada en 120 mil millones de dólares durante el 2019 tiene la mayoría, si no todo su valor, en la propiedad intelectual. La multiplicidad de elementos, expresiones y contenidos producidos para la realización de videojuegos implica también que éstos pueden ser protegidos combinando numerosas partes de la propiedad intelectual.

En los videojuegos tenemos:

  • Elementos técnicos: el programa de computadora donde se desarrolla, al igual que la consola donde se pueden jugar;
  • Elementos artísticos: como la historia narrada y la realización audiovisual; y
  • Elementos distintivos: como logos, títulos o imágenes que identifican al juego o su productor.  

El programa de computadora del videojuego puede ser protegido por medio de derecho de autor, y en algunas jurisdicciones como patentes. En muchos casos, la patente ofrece una protección más completa, especialmente contra ingeniería inversa. La ingeniería inversa permite reconstruir los componentes de un objeto para determinar cómo funcionan y cómo fueron diseñados, así se puede lograr la reproducción no autorizada del objeto. Con el derecho de autor aplicado a programas de computadora se protege la expresión (código) que hace al videojuego. Por eso si otro usa el concepto en el que está basado el juego y produce un código diferente, no se lograría probar una violación al derecho de autor. En este último escenario, donde la ley no admite o restringe la patente para programas de computadora, lo ideal es auxiliarse de otros tipos de propiedad intelectual que le den una protección complementaria.    

La obra audiovisual y otras obras contenidas en el videojuego puede ser la clave de protección complementaria. En los audiovisuales se protegen “las imágenes en movimiento” con o sin audio. En la música, se puede proteger desde la composición musical hasta la producción y la interpretación. La historia original expresada en el juego puede recibir protección como obras literarias. Otros elementos visuales, tales como portadas, mapas, planos, topográfica, ilustraciones, partes graficas de la interfaz también pueden ser protegidas como obras artísticas.

La consola y los artefactos empleados para el videojuego puede ser admitidos como patentes en sus componentes técnicos y como diseño industrial en lo estético.

Centrándonos en los signos distintivos del video juego, se puede proteger como marca el titulo, subtitulo, personajes y objetos dentro del juego. Además, usando el secreto empresarial/industrial también se puede proteger otros activos intangibles relacionados al negocio del videojuego o su productor como: listado de usuarios, clientes, proveedores, distribuidores, creadores y colaboradores, proceso interno de creación, entre otros.

Como vemos una buena estrategia de activos intangibles bien mezclados con la propiedad intelectual pueden lograr un resultado insuperable en los videojuegos.  

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